Desde hace una década Uruguay tiene una legislación que permite, como mínimo, asignar un 4 % del total de ingresos como empleados en el ámbito público a personas con alguna discapacidad. Es en este sentido que el Gobierno de Canelones viene realizando diferentes acciones para apostar a la inclusión.
Actualmente, en la Intendencia están trabajando casi 40 personas con distintos tipos de discapacidades, que van desde discapacidades motrices hasta personas con baja visión. Además de esto, se han adaptado distintos espacios públicos integradores y se lleva adelante el programa Mar al alcance, reconocido por la UNESCO, el cual trata de generar sitios de playas accesibles donde las personas puedan tener equipamiento para ingresar a la playa y tomar baños de mar a través de, por ejemplo, sillas anfibias.
Nuevo formulario de atención a la discapacidad
Asimismo, la Intendencia habilitó un formulario web en el que las personas con discapacidad del departamento pueden plantear su problemática o necesidad (tanto de accesibilidad como de transporte, empleo, educación, participación u ocio, entre otras), y así asesorarlas en cuanto a los derechos que poseen y brindar soluciones.
La Directora General de Desarrollo Humano, Profa. Gabriela Garrido, explicó que la persona encargada de recibir y procesar toda la información que llega mediante este formulario es Valeria Damián, conocida por su familia, amigos y compañeros de trabajo como Mumi. Valeria tiene 32 años, es abogada y posee una discapacidad motriz que le impide caminar. Desde hace un año trabaja como administrativa en el Área de Discapacidad, dependiente de la mencionada dirección.
“Fue todo un proceso para todos. Esto es nuevo para ellos [sus compañeros] y para mí más: es mi primera experiencia laboral”, aseguró Mumi, y contó que hacía poco había egresado de la Universidad de la República cuando surgió la oportunidad de presentarse al llamado en la Intendencia.
Ingresó a través de un llamado público que ganó hace poco más de un año, pero en los primeros meses no pudo ir efectivamente a su lugar de trabajo porque no se contaba con la accesibilidad necesaria para que ella pudiera asistir. En tal sentido, la Intendencia realizó algunas modificaciones edilicias y reestructuras para que la nueva funcionaria pudiera moverse con independencia. Si bien la construcción ya contaba con rampas y aberturas del tamaño adecuado para que circulara una silla de ruedas, el baño no se adecuaba a las necesidades de Mumi.
“Para mi llegada se tuvo que adaptar un poco”, manifestó, y explicó que un baño accesible “común” no era lo ideal para ella, ya que, en su caso, la discapacidad que posee no le permite pararse. “Había que buscar la forma de que yo sea independiente y de que pueda ir al baño como todos los funcionarios”, afirmó. Finalmente, luego de unos meses de trabajo, el baño accesible para Mumi quedó terminado y pudo incorporarse a la rutina laboral.
Garrido resaltó el hecho de que la institución que contrata a una persona con discapacidad sea la que se adapte a las necesidades de la persona que ingresa. “Creo que esto es lo más importante para mencionar dentro de lo que es el proceso de adaptación: la adaptación no la tiene que hacer la persona que tiene la discapacidad, la adaptación la tiene que hacer la institución”, enfatizó.
“Tenemos que aprender profundamente lo que es una sociedad inclusiva, y tener a Valeria con nosotros todos los días nos posibilita aprender cómo es necesario que toda la sociedad incluya a las personas en las distintas actividades. En la medida en que las instituciones y la sociedad se logren adaptar y logren ser inclusivas, seguramente todos seremos mejores seres humanos”, sentenció Garrido.
